Pienso exactamente lo mismo. Hay muchos conocidos, pero poquísimas amistades.

Desde Consumo se ha actuado a nivel ejecutivo, sancionando plataformas de pisos turísticos e inmobiliarias abusivas; y en coordinación con municipios y el socio mayoritario del gobierno. Hace unos días se ha remitido propuesta al PSOE para intervenir a corto plazo y reducir alquileres al largo.

Pero creo que lo que más me molesta es aceptar que exportar energía te convierte inmediatamente en Nigeria y no en Noruega. En vez de pelear por un fondo soberano público, asumes un relato victimista impostado que es particularmente insultante para quienes de verdad padecen colonialismo energético.

España produce la mitad del aceite del mundo y es el primer exportador mundial de carne de cerdo. La agricultura y la ganadería industriales tienen un impacto medioambiental infinitamente mayor que las infraestructuras energías renovables. Simplemente no hay comparación posible.

Y todo tiene que ver con lo poco acostumbrados que están algunos jueces a que se les fiscalice y critique. Si lo estuviesen, alguno de ellos habría pensado si de verdad era buena idea impartir el curso en el contexto del juicio y la sentencia. Que no lo hicieran es bastante esclarecedor.

Y hay una segunda derivada: la sentencia sigue sin estar escrita casi una semana después de acabarse el juicio. Ningún otro profesional de ningún otro sector habría tenido tiempo de impartir cursos cuando tiene algo tan urgente entre manos. A no ser, que no se considere, urgente, claro.

Y casi es más grave que esto no lo entiendan los jueces que el propio curso. Hay multitud de sentencias aludiendo a la imagen de imparcialidad. Nadie en su sano juicio dice que un juez se vende por 90 euros. Nadie en su sano juicio puede decir que ese curso esa semana era pertinente.