Bueno, si lo piensas es el único motivo por el que la adoran: gestar al hijo de Dios. Una vasija a la que le ponen muchos adornitos.

Seguro que hay excepciones, gente sin familia alguna, sin amigos, sin responsabilidades ajenas al trabajo. Pero estoy hablando de compañeros que tienen todo eso y que nunca son el cuidador principal o básico de nadie, ni siquiera de su propia pareja o sus propios hijos.

Yo no tengo ni pareja ni hijos. Pero he tenido padres y abuelos, tengo hermana, tengo amigos, todos han necesitado, necesitan o necesitarán cuidados en algún momento. Aunque sea solo transporte, comida, limpieza, compañía o paseo de una mascota, aunque solo sea un esguince y no un cáncer.

Mi compañero favorito es el que se pierde cosas porque su novia tiene migraña y no quiere dejarla sola, o su perrete ha vomitado, o es el cumpleaños de la amiga de su hija. Que seguro que algunos van a todo porque no tienen a nadie que cuidar, pero a según qué edades bien raro me parece.

¿Por qué?

No recuerdo nada de la peli, salvo la visita al búho, así que me ha dejado un poco a cuadros lo de la parte mágica. ¿Había parte mágica? ¿En el laboratorio o dónde? No pega nada con el tono o la historia del libro, efectivamente.

El libro en el que se basa es también increíble, yo me paso la vida comprando ejemplares que encuentro en librerías de segunda mano para tener siempre a mano uno y regalarlo a quien no lo haya leído.

Tengo unas amigas que cuidan una colonia de gatos, y me da escalofríos lo mucho que se parece el enfoque a veces. La diferencia es que ellas tiran de sus propios recursos, hacen lo que buenamente pueden. Las instituciones no tienen excusa para estar tratando peor a sus ciudadanos más vulnerables.

"Se servirán platos calientes en las cenas, en lugar de los bocadillos que se distribuían anteriormente. Una mejora que en la campaña anterior contribuyó a una convivencia más segura y tranquila". Esto, desde el año pasado. Hasta el año pasado, a nadie se le ocurrió dar algo mejor que un bocadillo.

En la serie "El pequeño vampiro" contaban que los vampiros, que se enzarzaban a menudo en luchas feroces y sangrientas venganzas, celebraban cada año la Fiesta del Perdón Infinito, donde todas las ofensas quedaban perdonadas. El lema de la fiesta era "Porque todo lo ocurrido tenía que ocurrir".

He identificado a otros silbadores de este estilo en el curro, y a mí no me molesta. Al contrario, me alegra un poco, como ver gente con trenzas. Y a veces paso junto a ellos silbando discretamente para que se les pegue la misma melodía y así seamos todo un coro silbando a, yo qué sé, Frank Sinatra.

Supongo que puede ser molesto para los que están cerca, como molesta el que da golpecitos todo el rato con un boli o el que mueve la pierna compulsivamente y hace vibrar la mesa, así que suelo decir "¡perdón!" cuando me dicen "¿qué silbas?". Lo siento, es que a veces soy consciente pero a veces no.

Silbo muchísimo, desde que me levanto hasta que me acuesto, a veces durante toda una acción completa (fregar platos, escribir una secuencia), a veces durante unos segundos de poca actividad (recorrer el pasillo, esperar el ascensor), a veces muy alto y muy melodioso (cuando entro a un lugar vacío).

A mí me da un satán cada vez que oigo "lo que no te mata te hace más fuerte" y "lo que sucede conviene". Chico, a mi abuela le cortaron una pierna; no la mató, pero ya te digo yo que no la hizo más fuerte, y tampoco le convenía ni un poquito.

A mí me da un satán cada vez que oigo "lo que no te mata te hace más fuerte" y "lo que sucede conviene". Chico, a mi abuela le cortaron una pierna; no la mató, pero ya te digo yo que no la hizo más fuerte, y tampoco le convenía ni un poquito.

Hubo por ahí un remate muy guay: alguien preguntó "¿Realmente es tan asquerosa la comida británica?", y un británico respondió: "si se cocina de la forma adecuada, sí".