Enhorabuena por la iniciativa. Volver a Strange me parece un acierto (lo eché de menos el año pasado cuando la conversación pública quedó anegada por declinaciones delirantes sobre lo las RRII/geopolítica). Aunque sea algo rígida en su construcción conceptual y extemporánea a la EPI actual.

Y con ese desvelamiento, se debilita la adhesión y la lealtad de esa parte de la sociedad a la institucionalidad más carcomida como es la administración de justicia y concretamente de la magistratura.

No se Javi, creo que pragmatismo sería comernos el orgullo y darle una salida políticamente útil a ese rencor. El cómo no lo sé, pero en toda crisis también se abren oportunidades: para un sector muy amplio de la sociedad progresista, hoy se cae la veda de la imparcialidad de la justicia.

Sí, Alberto fue el último canario en la mina, y duele, pero instalarnos en el rencor no nos ayuda precisamente.

En España, la única tesis viable hoy por su operatividad (otra cosa es que sea políticamente exitosa) es salir de las redes.

Imaginar otra cosa me resulta muy lejano. Que me puedo equivocar y de repente alguien da con la tecla como Die Linke en TikTok o los Verdes británicos. Y ojalá pase.

Volvió a Twitter*, me refiero. Si volvió hasta Juliana!

haber buen uso de BS cuando no se planteó una organización digital para Twitter. La segmentación podría haber buena opción. Luego hay gente que legítimamente milita en la idea de que hay que abandonar las redes. Pero seguir con las bondades de BS cuando medio GP de Sumar volvió de tapadillo, pues.

De hecho, informalmente ya opera en esa lógica (aquí busco lecturas, aunque no las comento pq no tengo con quien comentarlas aquí), pero lánguidamente.

Lo que pasa es que, previamente a designar BS como retaguardia, debería haber habido estrategia digital coordinada. Y luego todo lo demás. No puede

Bluesky está bien para divulgar, o para hablar entre semejantes en paz. Pero quedarse exclusivamente en Bluesky, pues bueno.

Si Feijóo deja caer a Mazón, este no tendría más remedio que dimitir. Así funciona el PP, es así de piramidal. Lo que pasa es que Feijóo no quiere "sacrificar" a Mazón porque Vox amenaza con votar en contra de la investidura de otro presidente del PP. Y se irían a elecciones.

Es decir, estoy de acuerdo en que eso es una perversión del sistema, pero es que así es como funciona el PP, luego Puente tiene algo de razón ahí.

En este caso me valdría el argumento, si fuera para el PSOE, puesto que en sus comités federales autonómicos eligen a los candidatos los militantes.

Pero en el PP, los candidatos a presidentes de las CC.AA. los designa directamente Génova. El resto de la lista la deciden los militantes autonómicos.

Se nos adelantó, dejamos que se adelantase, saludamos con gracia resignada que el curso del genocidio siga su curso por vías regladas y auditadas por la "comunidad internacional", como se quiera entender.

Trump se ha adelantado, y puso a Hamás y al pueblo gazatí contra las cuerdas con un acuerdo que viene con un puñal en la garganta, pero no fuimos diligentes como europeos para evitar ese escenario. Hicimos seguidismo

Aún incluso después de la firma de semejante infamia, hay que suspender el Acuerdo

Y contribuir al máximo con medidas no militares al aislamiento diplomático de Israel/EE.UU.

Porque es impensable e inviable hoy (en el marco del Consejo de Seguridad de la ONU, en el SHAPE/SACT de la OTAN, en el SEAE de la UE o en el EMAD del Ministerio) una acción militar contra Israel.

Pero si todavía hay "algo" (por lejano que resulte ante la realidad de un genocidio o, en el "mejor" de los casos, un sacrificio colonial de Gaza al estilo de Cisjordania) que podemos hacer es suspender el Acuerdo de Asociación.

Esto es: forzar la correlación de fuerzas hasta darnos contra ella.

Trump se encargó días después de cerrar esa posibilidad y los gobiernos han agachado la cabeza.

En la actual situación, no creo que nadie esperase que un Buque de Acción Marítima español penetrase aguas —por muy ilegalmente que estas sean— declaradas como zona de exclusión, ahí en solitario.

Si el plantón a Netanyahu de las delegaciones en la Asamblea General de ONU tenía algún efecto simbólico, este debía tener su concreción en forzar una posición más ambiciosa de la UE.

Quedó como evento desprovisto de su naturaleza fundacional de un tiempo nuevo en las relaciones internacionales.