En este 'making of', la historiadora, arqueóloga y escritora @yosandraparente.bsky.social explica en @zendalibros.bsky.social por qué escribió su novela histórica 'Las máscaras de Julia'.
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Con Isabel, Castilla abandonó la dinámica de Estado fallido para convertirse en un reino sólido, con una nobleza al servicio del Estado, lo que a su vez le permitió acometer una de las expansiones más extraordinarias de la historia que harían de Castilla uno de los reinos más poderosos de su tiempo.

Por último, merced al matrimonio de Isabel con Fernando de Aragón, se produjo una unión dinástica entre Castilla y Aragón que puso la primera piedra de la moderna formación territorial de España.

Además, el buen instinto de Isabel la llevó a financiar la empresa de Cristóbal Colón, lo que condujo al descubrimiento y exploración del Nuevo Mundo, un suceso de extraordinaria relevancia, en particular para el futuro de Castilla.

Esto permitió que Castilla se embarcara en empresas ambiciosas, impensables con anterioridad: la conquista de Granada, el último reino musulmán de la Península, o las campañas en Italia.

Isabel salió triunfante y, merced a este prestigio militar, logró imponer una nueva forma de gobierno. La nobleza cedió toda influencia política, fue “domada”, y la corona consolidó su poder, centralizando buena parte de las competencias que hoy llamaríamos “estatales”.

A la muerte de Enrique estalló una cruenta guerra civil (1475-1479) en la que se disputaron la corona Isabel, hermana del rey, y la supuesta hija de aquel, Juana "la Beltraneja", que según el rumor no era hija del rey sino de un noble de la corte, don Beltrán de la Cueva.

Su antecesor, Enrique IV, había sido un rey débil, sometido a las ambiciones de la nobleza, que lo chantajeaba para obtener mercedes, llegando incluso a alzarse en armas. Mientras tanto, Castilla languidecía en el desgobierno y la anarquía provocadas por su propia nobleza.

Cojo, tuerto y manco, pero de una pieza: Blas de Lezo, una vida al servicio de España.

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Desde su infancia en Pasajes de San Pedro y su formación naval hasta el cénit de su carrera en la imposible y heroica defensa de Cartagena de Indias, pasando por la Guerra de Sucesión española, las costas del Perú o los intentos de recuperación de Orán y Mazalquivir.