A mí la alergia me alcanzó a los 50 —puntual la muy turra— y en 2019 (a mis 56) todo lo que vuela en primavera me hacía picar la garganta, estornudar como una explosión, toser hasta que se me salían los pulmones, enrojecerme los ojos, llorar y taparme la nariz de mocos. Gran negocio el barbijo.