Cuando a Bill Gates le apagaron la pantalla - Forética
Hace un tiempo, en una reunión de Forética en la sede del Consejo General de la ONCE, mi amigo Fernando Riaño me recordó un episodio de los que no se olvidan: Corría 1995 cuando Bill Gates visitó la ONCE para conocer de primera mano una organización de la que nunca había oído hablar. Al iniciar una demostración de Windows, le apagaron la pantalla y le dijeron: —“Úselo ahora, señor Gates, úselo.” Aquel gesto, tan simple como significativo, le hizo entender lo que significa enfrentarse a la tecnología sin verla. Pocos minutos bastaron para encender una nueva conciencia en él y en Microsoft: la accesibilidad ya no podía ser un añadido, sino un principio de diseño. Tuve la fortuna de trabajar después en la integración de un controlador Braille para Windows 98, de dar clases de “programación C++” a personas ciegas y, décadas más tarde, formar parte del Consejo Consultivo por Talento Digital de la Fundación ONCE. Desde entonces no he dejado de pensar en esta idea: cuando diseñamos para quienes más barreras encuentran, mejoramos la experiencia de todos. De la accesibilidad al diseño estratégico Treinta años después, esa lección sigue vigente. Pero hoy tenemos una herramienta que multiplica su alcance: la inteligencia artificial. En particular, la IA generativa está transformando el modo en que las personas con discapacidad interactúan con el mundo. Y lo hace no como una capa de asistencia, sino como un nuevo lenguaje de inclusión. Donde antes había dependencia, ahora hay autonomía; donde había barreras físicas o sensoriales, hay traducción, síntesis o predicción. El impacto empieza a ser tangible y los ejemplos harían demasiado largo este artículo. Por citas algunos: Estos ejemplos no son demostraciones tecnológicas: son saltos de dignidad. Muestran cómo la IA puede devolver tiempo, voz y confianza a millones de personas. El “efecto bordillo”: cuando diseñar para el extremo mejora todo En los años 70, un grupo de activistas por los derechos de las personas con discapacidad en Berkeley (California) logró que el ayuntamiento construyera las primeras rampas en las aceras. Pensadas inicialmente para quienes usaban silla de ruedas, al día siguiente las utilizaban también padres con carritos, viajeros con maletas o ciclistas. A ese fenómeno se le conoce como el “efecto bordillo” (curb-cut effect): aquello que se diseña para la accesibilidad termina beneficiando a todos (y particularmente a los que padecemos una discapacidad temporal). Este principio se repite constantemente en la innovación que nos rodea todos los días: Es evidente: la accesibilidad bien entendida no es un coste, es una ventaja competitiva. Un informe de Accenture (“The Disability Inclusion Advantage”) demostró que las compañías más avanzadas en inclusión de la discapacidad superan a sus pares en ingresos (media del 28% más), productividad (30% más en márgenes) y, no menos importante, en innovación. Y no es casualidad: diseñar para todos amplía mercado, fideliza (empleados y clientes) y mejora la calidad del producto. La IA responsable como palanca de inclusión El reto ahora es escalar con confianza. No digo nada nuevo: la IA puede abrir puertas… o levantar muros invisibles. Si entrenamos modelos sin datos realmente diversos —imágenes con bastones blancos, voces atípicas, contextos de baja visión o movilidad—, acabamos construyendo sistemas que no ven ni escuchan a parte de la sociedad. En Forética lo abordamos desde la gobernanza. Nuestro Manifiesto de Forética sobre IA Responsable y Sostenible (2025) fija cinco principios nítidos: transparencia, equidad, seguridad, impacto ambiental y gobernanza ética. Son los pilares para una IA inclusiva, trazable y justa, que alinee la innovación con la dignidad humana. Y, al mismo tiempo, son una oportunidad estratégica para quien quiera liderar con propósito: pasar del PowerPoint a la práctica e integrar la accesibilidad en la cultura del diseño, de los datos y de la decisión. España, una ventaja diferencial Durante mis años como Presidente de Microsoft España, cuando le reexplicaba a cualquier ejecutivo “visitante” qué era el Grupo Social ONCE, me daba cuenta de lo afortunados que somos. En España contamos con un ecosistema único: ONCE, la Fundación ONCE e Ilunion. El Grupo Social ONCE es ya el cuarto mayor empleador no público del país y el primer empleador de personas con discapacidad del mundo. Por su parte, Ilunion da trabajo a unas 43.000 personas, de las cuales cerca del 39% son personas con discapacidad, y se ha consolidado como referente europeo en empleabilidad inclusiva, con presencia en sectores tan diversos como los servicios, la hostelería o la economía circular. Formación inclusiva: no dejar a nadie atrás La cultura de inclusión y empleabilidad que España ha cultivado es un activo enorme. Pero, a nivel global, la revolución de la IA plantea otro desafío que no podemos postponer: capacitar a todas las personas para aprovechar esta tecnología, sin dejar a nadie atrás. En otras palabras, la accesibilidad a la tecnología debe venir acompañada de accesibilidad al conocimiento. Según el informe anual Microsoft Work Trend Index 2025, más de la mitad de los profesionales considera esencial formarse en IA para mantener su empleabilidad y casi un 60 % espera que su empresa les proporcione esa capacitación. Es una oportunidad única para igualar oportunidades, especialmente para las personas con discapacidad: la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que solo alrededor de 3 de cada 10 personas con discapacidad están activas en el mercado laboral a nivel mundial. Si acompañamos la revolución de la IA con programas de “skilling” inclusivo, reduciremos la brecha; si no, la ampliaremos. Invertir en formación accesible en IA ya no es opcional: es clave para que la IA sea un igualador de oportunidades, no un nuevo filtro de exclusión. Por supuesto, tan importante como formar a las personas es diseñar la tecnología pensando en todas ellas. ¿Qué pueden hacer líderes y equipos para lograr que la IA sea inclusiva desde su concepción? Cinco claves para un diseño inclusivo con IA Estas recomendaciones —dirigidas a directivos, equipos de producto, innovación y tecnología— integran buenas prácticas de UNESCO (2024), Accenture, el Microsoft Inclusive Design Toolkit, la W3C Web Accessibility Initiative, el World Economic Forum (2025)