en Fractale.

— Tengo... El corazón acelerado y cierto sofocón en las mejillas. Pero no creo que sea relevante.

que harían, sino de aquel semblante que podía contemplar, aunque con máscara, mucho más cerca.

El rostro se escondió contra el pecho ajeno, y esa fue su señal de que podía proceder.

— ¿Como voy a tener esa habilidad? Volar no entra dentro de mis competencias y deseos.

Negaba despacito, sintiendo ese frío que la llevó, en un acto inconsciente, a abrazarse y frotar las palmas por los brazos con el temblor ligero.

La idea de que pensase que ella lo veía sencillo era... absurda. Telaria tenía la creencia de que era autoimpuesta porque uno mismo puede romper sus propios límites. Fractale no la entendía, y ella no se pararía a explicararselo.

Encogió los hombros, esperando a que este marcase el camino para así

Correteó hasta una esquina, quedándose allí y observando centinela. Las dalias negras del suelo parecían también una declaración de algo, y simplemente lo esperó mientras la brisa fría le daba en el rostro.

Forraje de cuero en zonas estratégicas y ayudaban a mantener la forma. — Vámonos, prefiero empezar cuanto antes la misión.

Fue directa al grano, ignorando casi toda la conversación.

— ¿Podríamos hacer negocios? O, más bien, ¿harías negocios conmigo?

Las manos se posaron firmes y solemnes sobre los reposabrazos de la silla, taladrando mucho más que el cuerpo de Fractale con la simple mirada.

— ¿Creas... cosas?

La pregunta fue con un hilito fino, frunciendo el ceño mientras se quedaba quieta frente a una silla de madera con forma de araña que no crujía al sentarse ella.

— Tengo que decir... que eso me interesa, quizá más de lo que puedas creer.

Pues veía un mundo de

— No entiendo.

Manos tras la espalda, muy atenta. Parecía una alumna escuchando al maestro a pesar de que no tenían esa clase de relación.

— Quiero saber más sobre tus habilidades, ¿puedo? ¿O es demasiado inconveniente que otra persona pueda tener esa información?

La curva no fue en sus labios, sino en los ojos pues por ahí demostraba su sonrisa. Fue soltando lentamente a Fractale para alejarse otra vez, aunque no demasiado.

— No me suelo embrujar por objetos. Mi mente está mayoritariamente despejada en ese sentido. ¿Te preocupa? ¿Crees que quizá

— Pero es lo que tenemos que hacer. En mis manos estarán mejor, y podré entenderlos, estudiarlos...

Otro pequeño tirón, aunque la distancia era ya tan corta que no podía continuar, pues sus cuerpos se habían encontrado, notándose entonces la diferencia de altura entre ambos.

— Tale... eres el

otro suave tirón. — ...Por favor...

una mano, tomado la tela de su chaqueta para dar un delicado tirón con dos dedos.

— Lo... entiendes, ¿verdad, Tale...? — ponía ojitos inconscientes, algo más cerca.

Dio otro pequeño pasito hacia delante, curiosa y con cierta inocencia.

— ¿Como quieres que te lo compense?

Aunque, en realidad, sopesaba planes para que no tuviera que perder el dinero de la recompensa.