#Mazón no tiene vergüenza. Y esa carencia ya salpica a #Feijóo y #Rueda, que hoy le amparan en la radio tratando de repartir culpas por la #DANA. Saben para quién hablan: para los suyos y para los del “todos son iguales”.
#Feijóo nos decía que #Mazón le tuvo informado “en todo momento” durante la #DANA. Pues peor: si lo sabía, también es responsable. Darle cobertura a un pringado siempre acaba pringando al que lo encubre. 🌧️ Dos pringaos en apuros.
Reducir la izquierda a cómo vive cada persona es moralismo, no política. Según tu lógica, para defender el derecho a la vivienda hay que vivir en la calle, ¿no? No se trata de “ser puro”, sino de tener claro de qué lado estás. Por cierto, hasta antes de marcharse valía para ser la número tres.
No, no somos solo lo que tenemos, sino lo que defendemos y hacemos con ello. La izquierda no nació para empobrecerse, sino para que todo el mundo viva con dignidad. Reducir la justicia social a una cuestión de estilo de vida es moralismo, no política.
Siempre me ha hecho gracia esa idea de que solo puede ser de izquierdas quien pasa hambre. Algunos confunden militancia con miseria. Y ni lo uno ni lo otro son condición para tener principios.
“Se podía haber ido antes y no fastidiar a los que votamos el engendro de Sumar.” La política como ajuste de cuentas emocional. Ya no debatimos ideas, solo reproches. La izquierda, convertida en grupo de duelo sin terapia.
Busca credencial para entrar en otro partido.” Así se despacha cualquier reflexión política cuando la hace una mujer. No puede estar cansada ni decepcionada: solo “ambiciosa”. El juicio moral sustituye al debate. Y el ruido, a la política.
La petite bohème bourgeoise.” Así despachas a una mujer de izquierdas, joven, con apellido y criterio. Machismo, clasismo y frustración: el cóctel perfecto del desencanto político. No hace falta que la derecha ataque, si la izquierda ya aprendió a devorarse sola.
Me quedo apalancado en casa, frente a la tele. De repente, El Graduado. Y ahí estoy otra vez, en el cine Riazor, con 14 años, viendo cómo un joven de 21 pierde su inocencia junto a la señora Robinson. El tiempo no vuelve… pero las películas sí saben hacerlo.
Yo no soy ni de derechas ni de izquierdas.” Y luego, votan derecha. El problema no es no tener ideología, es creer que no tenerla te hace neutral. Si olvidas de dónde vienes, otros deciden a dónde vas. #Reflexión
El discurso del miedo ya no grita desde los extremos. Susurra desde las conversaciones cotidianas. En los bares. En los cafés. En casa. No surge de la nada. Alguien lo fabrica. El problema no es solo el bulo. Es la normalización del bulo. El miedo no nace: se cultiva.