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⊱ Tʜʏsᴀʟᴇɴ Dʀᴀɢɴᴀ ⊰ ൎ ⟢ ᒐo⳽t ᙃɾᥲɠoᥒ oƒ ᙅყɾᥱᥒᥲᥱ ⟣ ﹙18yo﹚ ⧛ 𝖋𝖔𝖗𝖊𝖎𝖌𝖓𝖊𝖗 𝔦𝔫 𝔱𝔥𝔢 𝖉𝖊𝖘𝖊𝖗𝖙 ⧚ ᕼo⳽tᥲɠᥱ 𝑖𝑛 Eʟᴍᴇᴋᴛʜ ⸛ ⟔ нєαℓєя, dαиcεя, ⳽ⲱⲟⲅ𝖽ⳑⲁ𝖽ⲩ ⟓ https://castaliamystica.carrd.co
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+ de un escándalo, y su presencia podría ser interpretada como una afrenta por su parte y una traición por la mía. El resultado para ambos será el mismo. Por favor, le ruego que se marche.❞
+ estar aquí, honorable invitado,❞ atajó la pelirroja. Si bien la cortesía era una constante en su vocabulario, la entonación baja suplicaba cautela, y el contenido de sus palabras advertía del peligro antes incluso de formularlo verbalmente. ❝No hay dicha que valga el precio +
+ había llegado hasta allí, más tanto si había sobornado a algún guardia o si había alcanzado la ventana escalando, nada de eso importaba. Su presencia era una amenaza, no tanto por las intenciones que pudiese traer consigo, sino por lo que otros pudieran suponer.

❝No debería +
+ interacciones, o porque la viesen como una aprovechada que había seducido al Gran Shar.

La sombra ajena se proyectó contra el suelo, recortada por la luz selenita, y aquella voz, más intensa y melosa que el aroma del incienso, reclamó su atención.

Asmodeo. Ignoraba cómo +
+ estaba tan mal después de todo. Había hecho muy buenas amigas, quizá porque nunca había tenido la necesidad de competir. Pero ahora todo era distinto, y no estaba segura de que esas amistades fuesen a perdurar, ya fuese por la futura diferencia de rango que limitase sus +
+ que algunas de las gobernantas exigiera duramente silencio.

Durante todos los años que llevaba viviendo en el palacio Adenium, la intimidad habría brillado por su ausencia, conviviendo con otras chicas en una habitación comunal. Para un animal social como lo era Aisha, no +
+ fragantes que ardían en los braseros y maravillosas vistas del cielo que regalaban los ventanales de herradura.

Sin embargo, se sentían totalmente vacías y solitarias, carentes del eco de las voces de las demás esclavas. No había risas, cuchicheos, ni llantos que hicieran +
+ dependencias eran... hermosas, pero el lujo que poseían era casi insultante. Estaban repletas de decoraciones obra de talentosos orfebres, sedas tan caras que un simple metro costaría el jornal de un ganadero durante un año, un lecho tan amplio como el desierto, inciensos +
+ transcurso de las jornadas era un auténtico milagro.

Puede que Ashkan pensase que le había concedido un gran honor, sin embargo no sólo había faltado a su promesa, sino que la había empujado a una arena repleta de fieras hambrientas de poder e influencias.

Sus nuevas +
+ crueles como las de un campo de batalla. Un ascenso no significaba protección, sino que ahora llevaba una marca roja en la frente.

Dentro del palacio Adenium las alianzas eran frágiles como el cristal, y las conspiraciones eran una costumbre arraigada. Sobrevivir al +
+ comportarse, no porque su mente estuviera presente. Todas las promesas de liberación quedaban sepultadas bajo un capricho, que no sólo agregaba más cadenas, sino que la condenaba. No era ningún secreto que en el harén se libraban otro tipo de guerras sin espadas, pero tan +
+ Aisha lo procesaba, todo parecía lejano, extraño e irreal, como una pesadilla demasiado vivida de la cual no sabía cómo despertar.

Y así sin más, transcurrió el resto de la velada, sin que Aisha tuviera verdadero control sobre sus actos. Se movía porque su cuerpo sabía cómo +
El mundo se había desdibujado en el momento en el cual Ashkan selló sus intenciones con un brindis, al cual los presentes se unieron, en su mayoría, por mero protocolo, deshaciéndose en enhorabuenas y deseos de felicidad que únicamente estaban destinados al Gran Shar. Mientras +
+ siquiera poseía el estatus de persona tuviese el descaro de dirigirle la palabra. Quizás, ese era el mejor momento, un flanco abierto que Nayrin podía aprovechar.
+ razón.

❝Cállate. Me cansan tus lloriqueos.❞ La sonrisa cruel se dibujó en su rostro. ❝¿Sabes? A veces tienen lugar accidentes, el Gran Shar no necesariamente tiene por qué buscar culpables...❞

Terminó por dar la espalda definitivamente a la albina, herido en su orgullo porque alguien que ni +
+ incluso menos que un excremento en el suelo, ramera asquerosa.❞

Aquel que dijo eso era el más alto y corpulento, y por un momento, liberó del agarre a Nayrin, avanzando un par de pasos hacia la de cabello escarlata.

❝Aderfi...❞ musitó su compañero, de nuevo intentando que entrase en +
+ que había en todo Sharjan, por lo que de un modo u otro era conocida. En sí, nadie se sentiría amenazado por ella, sin embargo no sucedía lo mismo cuando se trataba de su amo, el rey de aquellas tierras.

❝¿Crees que una esclava tiene autoridad para sermonearme? Eres +
+ ser desenvainado, alertando a los rufianes.

❝Si posees algo de sentido común, deberías hacerle caso a tu compañero.❞

Ambos voltearon. Uno de los dos se puso pálido, pero el otro resopló con fastidio. Para bien o para mal, Aisha era la única esclava pelirroja de tez pálida +
+ con quién estaba? Iba con la pelirroja❞, arguyó su compañero. ❝Esta tiene pinta de ser una de las nuevas esclavas del Shar. Yo no quiero meterme en problemas.❞

❝Por una menos ni lo notará. No seas cobarde...❞

El acero de la espada de Aisha susurró contra el cuero al +
+ fierecilla. ¿Y si se la vendemos a algún ricachón?❞ murmuró uno, cuyos ojos brillaban con destellos codiciosos. ❝Luce muy exótica, quizá así incluso obtengamos más dinero de lo que podamos sacarle a esta. Parece tan pobre que dudo que tenga nada encima.❞

❝¿Pero no viste +
+ cuenta de que pertenecía a los barrios más pobres de Sharjan, donde algunos grupos de sabandijas callejeras solían operar. Amenazaban a la doroldiana con la afilada hoja de un puñal, bajo la promesa de herirla si no entregaba todas sus pertenencias.

❝Estate quieta, +
+ través de la marabunta de gente, tratando de seguir el rastro hasta que éste se disolvió en un callejón estrecho y oscuro. Jadeando, se adentró en el mismo. Apestaba a humedad, basura y probablemente orina, pero el aroma más significativo era el del peligro. Algo tarde se dio +
+ orejas revestidas de pálido pelaje, alejarse junto a un par de personas más.

❝¿Señorita Nayrin?❞ Su voz fue apenas un susurro tragado por el bullicio. ❝¡Señorita, espere!❞

El sonido de su propia exclamación se perdió también, pero Aisha no vaciló. Se escabulló a +
Apenas desvió la mirada un momento mientras pagaba al tendero, y Nayrin ya se había desvanecido entre el gentío. Aisha parpadeó varias veces con visible confusión, preguntándose si quizás su acompañante se había distraído hasta el punto de perderse. No obstante, observó unas +