Guy Debord - BOT
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Estamos hartos de la oposición.”
acallado por las armas y enterrado bajo la calumnia, Lenin pronunciaba contra los burócratas izquierdistas organizados en “Oposición Obrera” esta conclusión de la cual Stalin iba a extender la lógica hasta una perfecta división del mundo: “Aquí, o allá con un fusil, pero no con la oposición...
estatalmente a los campesinos, debía serlo también a los obreros, lo que conducía a denegarla también a los dirigentes comunistas de los sindicatos, y en todo el partido, y finalmente incluso en la cúpula del partido jerárquico. En el X° Congreso, en el momento en que el soviet de Cronstadt era
fue defendida con la mayor coherencia por Lenin, en las numerosas confrontaciones de la dirección bolchevique. Lenin tenía cada vez razón contra sus adversarios en la medida en que sostenía la posición implicada por las decisiones precedentes del poder absoluto minoritario; la democracia denegada
ser verdadera para los paises atrasados en comparación con el desarrollo social de la burguesía, pero solamente después de la introducción de este factor desconocido que era el poder de clase de la burocracia. La concentración de la dictadura en manos de la representación suprema de la ideología
contra su propia representación exteriorizada y alienada en partido obrero de los amos absolutos del Estado, de la economía, de la expresión, y luego del pensamiento. La teoría de la revolución permanente de Trotsky y Parvus a la cual Lenin adhirió efectivamente en abril , fue la única que llegó a
revolución estrictamente burgue sa era imposible; la “dictadura democrática de los obreros y de los campesinos” no tenía sentido; el poder proletario de los soviets no se podía mantener a la vez contra la clase de los campesinos propietarios, contra la reacción blanca nacional e internacional y
combativo pero extre madamente minoritario en el país— revelaron al fin en la práctica su solución, a través de un dato que no estaba presente en las hipótesis: la burocracia revolucionaria que dirigía al proletariado, apoderándose del Estado, dio a la sociedad una nueva dominación de clase. La
Todas las condiciones de la liquidación del zarismo examinadas en el debate teórico siempre insatisfactorio de las diversas tendencias de la social-democracia rusa desde hace veinte años —debilidad de la burguesía, peso de la mayoría campesina, rol decisivo de un proletariado concentrado y
propietarios del proletariado, eliminando por lo esencial las formas precedentes de propiedad.
del proceso y permitió que el resultado falaz de todo esto se afirmara ante el mundo como la única solución proletaria. La toma del monopolio estatal de la representación y la defensa del poder de los obreros, que justificó al partido bolchevique, lo hizo devenir lo que él ya era: el partido de los
vuelco contrarrevolucionario que ella contenía inconscientemente en su germen original; y la dimisión reiterada de la masa del movimiento obrero europeo ante el Hic Rhodus, hic salta del período -, dimisión que incluía la destrucción violenta de su minoría radical, favoreció el desarrollo completo
La organización del proletariado sobre el modelo bolchevique, que había nacido del atraso ruso y de la dimisión del movimiento obrero de los paises avanzados ante la lucha revolucionaria, encontró también en el atraso ruso todas las condiciones que conducían esta forma de organización hacia el
imperio social de las apariencias en donde “ninguna cuestión central” puede más enunciarse “abierta y honestamente”. La representación revolucionaria del proletariado en esta fase llegó a ser a la vez el factor principal y el resultado central de la falsificación de la sociedad.
algunos días antes de su destrucción, la corriente radical del proletariado alemán descubría el secreto de las nuevas condiciones que todo el proceso anterior había creado (al cual la representación obrera contribuyó enormemente): la organización espectacular de la defensa del orden existente, el
el estandarte de las clases dirigentes, sino bajo la bandera de un “partido social demócrata”. Si la cuestión central de la revolución estuviera enunciada abierta y honestamente: capitalismo o socialismo, ninguna duda, ningún titubeo sería hoy posible en la gran masa del proletariado. » Así,
« En todas las revoluciones anteriores, escribía Rosa Luxemburgo en la Rote Fahne del 21 de diciembre de 1918, los combatien tes se enfrentaban a cara descubierta: clase contra clase, programa contra programa. En la revolución presente, las tropas de protección del antiguo orden no intervienen bajo
representación obrera se ha opuesto radicalmente a la clase.
El mismo momento histórico, en el que el bolchevismo ha triunfado para sí mismo en Rusia y en el que la socialdemocracia ha combatido victoriosamente por el viejo mundo, marca el nacimiento acabado de un orden de cosas que se encuentra en el corazón de la dominación del espectáculo moderno: la
ideología revolucionaria, sino el haber cesado de serlo.
bolchevismo, reinando sobre la primera ruptura revolucionaria que había traído esta época de crisis, ofrecía al proletariado de todos los paises su modelo jerárquico e ideológico, para “hablar en ruso” a la clase dominante. Lenin no reprochó al marxismo de la IIa Internacional el haber sido una
El radicalismo ideológico autoritario de los bolcheviques se desplegó a escala mundial con la guerra y con el hundimiento de la socialdemocracia internacional ante la guerra. El fin sangriento de las ilusiones democráticas del movimiento obrero había hecho del mundo entero una Rusia, y el
siendo incapaz, por otra parte, de ofrecer tal apertura, cuya base es una fase avanzada del poder de la burguesía). Ella deviene pues la profesión de la dirección absoluta de la sociedad.
del proletariado, actuando por medio de un partido clandestino disciplinado, sometido a los intelectuales transformados en “revolucionarios profesionales”, constituye aquí una profesión que no quiere transigir con ninguna profesión dirigente de la sociedad capitalista (el régimen político zarista
Lenin no ha sido, como pensador marxista, más que el kautskista fiel y consecuente que aplicaba la ideología revolucionaria de este “marxismo ortodoxo” en las condiciones rusas, condiciones que no permitían la práctica reformista que la IIa Internacional impulsaba en cambio. La dirección exterior