Y no sólo el fondo. La forma. La maravillosa forma en la que está contada. Un poco a lo Memento.

Tynion pretende escribir tebeos socialmente relevantes (como hace Santiago García en España). También lo hace Tom King de manera más sutil. O quizá ya no tanto. Y Jeff Lemire pretende escribir tebeos emocional o espiritualmente relevantes.

Sí, claro. Tynion se ha identificado como bisexual y todas sus últimas obras giran en torno a cómo se siente amenazado en el mundo actual. Igual que Tom King se siente amenazado de una manera más general por los votantes de Trump y todas sus últimas obras enfrentan ese tema.

Como dije en otro post,

De todos modos, como dije, cada vez me recuerda más a Jeff Lemire: promete una gran historia y luego se queda en una simplemente buena. Por lo que sea, no redondea, no acaba de hacer ese trabajo que te haga ponerlo en tu pódium.

El caso es que a mí no me funciona. No lo necesito, no, no lo necesito, para reconocer al personaje. Consigue lo contrario. ¿Un detective de policía con uñas de gel? Nada, pero nada, creíble. Sé lo que pretende, pero me saca de la historia. Todo lo demás, perfecto.

El detective que investiga el caso, por ejemplo. Fuma cigarrillos electrónicos. Bien. Y se pinta las uñas. De repente se convierte en "¿habéis visto lo que estoy haciendo?" y dejo de creérmelo.

Porque aquí es donde Milligan, partiendo de un personaje creado por Steve Ditko, lo que ya da muchas pistas de la locura por la que va a discurrir la trama, elabora todos los temas que le interesarán a lo largo de su carrera: la identidad, la autopercepción, la salud mental.

En este se acerca peligrosamente a la serie de televisión Entre Fantasmas, aunque siempre tiene esos momentos en los que te pone un nudo en el alma. No sé qué tiene su escritura que hace que se me pasen las páginas en un suspiro. Esperemos que con el tiempo no se tuerza.

Y la semana que viene:

El papel es similar, aunque me gusta más el de Panini. La rotulación es parecida, aunque hay cosas que me gustan más en la de Planeta y hay cosas que me gustan más en la de Panini. Y, lo más importante, creo, el traductor es el mismo, aunque he visto pequeñas diferencias.

Asano se hace mayor y exorciza sus fantasmas de manera autobiográfica con una dosis de crisis masculina de los 40. Tanto luchar para alcanzar tus sueños y cuando los consigues sospechas que no era eso lo que realmente querías. Evítenlo quienes tengan a obra y autor romantizados.

Con la madurez, los sueños, las ilusiones y las esperanzas devienen en preocupación por el porvenir, en inmovilismo, en evitar riesgos y en repetir patrones. Solanin es una canción a esta tragicomedia llena de contrastes, paradojas y saltos mortales que es hacerse adulto.